MANIFIESTO CONTINGENTE (1)

Este movimiento está inspirado en normas que tienen una base histórica, a través de las leyes de la naturaleza y la evolución teórico-práctica de ellas.

La dignidad del oficio, el respeto por las leyes armónicas y el concepto impresionista de la luz y la atmósfera. El color como mayor atributo de la luz.

Ahondar este lenguaje, en apariencia fácil, pero profundamente complejo en su realización, frente al facilismo y la originalidad a ultranza, cuyos pobres resultados vienen envenenando el gusto por la plástica y el compromiso con su tiempo, entendido éste como un acto a la vez sensible e inteligente, sin el ropaje insustancial de la moda y el consumismo, que les obliga a la improvisación y al golpe bajo.

Reivindicar la luz y el color en el contexto de la revolución impresionista, actualizando su forma y contenido, enriquecido por la experiencia de las sucesivas aportaciones que ha tenido la pintura en lo que va del siglo.

El modo de aplicarlas varía según la naturaleza del artista y así se comprueba una vez más que, en arte no hay progreso sino deslumbrado descubrimiento de procedimientos tan viejos como el mundo.

Reducir el cosmos a un pequeño espacio, será tan neto y potente como el ritmo que conjuga las formas naturales: como la magia de analogías plásticas de ciertos elementos de la tierra, el cielo, el mar o el hombre.

Obras fuertemente intelectualizadas a la vez que profundamente sentidas, que no quieren perder el sentido de la grandeza a favor de pequeños apetitos de éxito circunstancial.

Enrique O. Sobisch. Madrid, 1985